divendres, de desembre 01, 2006

A CHENTE

Hace seis años exactamente, Martita veía de reojo a Chente como ya queriéndole romper sus huesitos, pero lo hacía desde la barrera. El nuevo flamante "presidente de México" se engalanaba del título cual conde de alcurnia europea y se sentaba a desayunar tamales con los niños de la calle en Tepito; se persigno enfrente de la Guadalupana (que ahora hasta vende pizzas, pero esa es otra historia) y saludaba, porque no, a sus hijos antes que al congreso, como quién sale por primera vez en televisión y manda saludos: !!para mi chata que me está viendo en Atizapán!!

Hoy Chente se jué, y aunque sonreía en San Lazaro viendo al chiquillo ponerse la remera presidencial, se jue algo descontento, como perro que sale de casa con una patada en el culo. Dejo escapar la oportunidad de hacer algo, le amarraron las manos, la economía gringa desaceleró lo cuál lo pasó a fastidiar y él nunca acabó de arrancar. Martita, tan polémica ella, ni siquiera se apareció, se jueron tristes a su rancho y hoy nadie lo baja de imbecil, retraido, hablador o de plano pendejo. Si algo es cierto, es que se marcha más jodido de como llegó, seguramente ahora los muchos amigos ya se alejan, y sólo por la noche cuando se despidio de su gabinete, como Arturo despidiéndose de la mesa redonda, vimos gente que agradecida se despedía del señor de la bota con lustre, y claro es que pocos saben (yo no me incluyo) la titánica tarea de ser presidente de este país.

Al final, me dio un poco de tristeza y desasociego (yo voté por él y me deja desencantado), por una parte porque comprobamos que en este país de poco sirven las buenas intenciones, porque no basta con que la mayoría quiera algo de más calidad pa sus chamacos, y en parte también porque con recelo miro a los nuevos (¿porque dicese que son dos?) presidentes. Uno el chiquillo de la banda presidencial, es de llevarse con cuidadito, o como diría mi abuelita, pue que nos salga más cabrón que bonito, hombre de pocas pulgas que llega de dudosas maneras al poder. El otro, el del aguila juarista (¿por qué no dejan en paz a los muertos carajo?) es un chiste mal contado que nos puede dejar sin sonrisas en la boca.

Quizá tengan razón y Fots era un pendejo, pero ahora tenemos a una bola de pendejos-cabrones, y esos me dan más miedo.

Suena: En tête a tête - Mathieu Chedid